Danza en la recova

El profesor de Literatura José Ricardo, pronto a su jubilación, llega a comienzos de verano a Covanara, el pueblo donde nació, con el objetivo de reconstruir la vieja casa familiar que presentaba cierto deterioro. Sin embargo, sus planes iniciales se ven alterados. al poco tiempo de su llegada, ya que un viejo fiscal, don Raimundo, que pasea su elegante bohemia por aquel entorno rural, le sugiere que es la persona adecuada para escribir una novela sobre los sorprendentes acontecimientos y curiosos personajes que han configurado la historia de aquella legendaria comarca durante el último siglo. La existencia de dos referentes locales, el catalán y el portugués, que tienen sus respectivos comercios en el casco de la localidad, constituye una ventana hacia el exterior a lo que se añade un sinfin de historias relacionadas con la actuación del tribunal eclesiástico diocesano, que denuncia las actuaciones del historiador Agustín Millares Torres, el Doctor Chil y Naranjo y el investigador José Miguel Alzola, a quien se acusa de difundir el manuscrito «El Medinilla», depositado en El Museo de Oriscana y en el que se recogen testimonios de mujeres endemoniadas, hechos de brujerías, pecados de incesto y bestialidad, y otros raros hechos acontecidos en casi todos los pueblos de las islas hace dos siglos y medio. Estos hechos están en el marco histórico en que la iglesia crea dos comisiones de exorcistas, una en el Arzobispado de Madrid y otra en las dos diócesis de Canarias. La prosa es directa, muy próxima a la descripción o crónica, llena de matices y de pinceladas descriptivas, con personajes que ofrecen una mezcla de realidad y de ficción, lo que hace que esta obra sea un friso muy significativo de la historia literaria de las islas.