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Tercera edición
Hasta bien entrado el s. XX no comienza la mujer a figurar con nombre propio entre "La intelectualidad"- en su acepción de quien trabaja con la palabra y el espíritu- hasta esas fechas su presencia en la vida pública es prácticamente anecdótica, y no porque no existieran las intelectuales, no, que haberlas las habia, la explicación está en su opacidad, en su no derecho a una vida propia, en su ineptitud decretada para hacer otra cosa que ser descanso del guerrero, parir y cuidar de la casa.
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